domingo, 19 de octubre de 2014

Ayer y hoy


B.S.O. Anathema - The Lost Child 


“Los amigos me dicen, como a uno que acaba de vencer una enfermedad, que me encuentran rejuvenecido.
¿Rejuvenecido? A mí me consta que empiezo a vivir ahora. Es muy general la preocupación de que todo lo pasado fue error y aprendizaje, y comprendo muy bien cuán suntuoso resulta coger la pluma fría con la mano cálida y palpitante y derramarse sobre un árido papel para probar que se vive de veras. Pero pasemos por la presunción. Es, en todo caso, la primera que me ha colmado de dicha, la primera que me ha calentado la sangre y desembotado los sentidos. Y si consigno aquí el prodigio de mi despertar, lo hago para mí solo, que he ahondado más en esto de lo que puedan expresar mis palabras. No se lo he contado a ningún amigo; así como no sospecharon nunca en qué grado de inercia me encontraba, tampoco sabrán cómo he retoñado. Y si acaso, en medio de esta mi vida verdadera, llegara la muerte y el escrito cayera en manos ajenas, no me cohíbe tal posibilidad. Quien no conozca la magia de una hora semejante, lo mismo que yo en otro tiempo, no comprenderá tampoco cómo un par de episodios de un día, sin aparente relación, pueden reanimar tan prodigiosamente un destino ya extinguido.
Ante ése no me avergüenzo, porque no me comprende. Y quien es capaz de comprender no juzga ni es orgulloso, y tampoco delante de éste me avergüenzo, porque me comprende. Nada del mundo puede perder quien se ha encontrado a sí mismo. Y quien una vez ha comprendido lo humano en sí mismo, comprende a todos los hombres.”

(Fragmento de “Noche fantástica”, de Stefan Zweig)